Cine, APPA en el Audiovisual (antiguo)

Alta Films, la distribuidora que apostó por el cine en mayúsculas.

Durante más de 40 años, la vocación de Alta Films, ha sido llevar al espectador un espectro tan amplio como variado de cine procedente de todos los continentes. La riqueza cultural que esto implica ha calado durante mucho tiempo en espectadores exigentes, curiosos, ávidos de escuchar y vivir historias en su lengua original.

Lejos de convertir su enorme catálogo en un pequeño reducto destinado exclusivamente a paladares raros o excesivamente exquisitos, Alta Films ha querido abrirse a públicos de toda condición, ofreciendo historias absolutamente deliciosas. Fresa y chocolate de Tomás Gutiérrez Alea, Léolo de Jean-Claude Lanzon, Los chicos del coro de Christophe Barratier, Caramel de Nadine Labaki, La vida de los otros de Florian Henckel, El hijo de la novia de Juan José Campanella, The artist de Michel Hazanavicius… Películas con enorme carga dramática como La pianista de Michael Haneke, Shame de Steve McQueen, Gomorra de Matteo Garrone, Las tortugas también vuelan de Bahman Gobadi…

Títulos reconocidos en los principales festivales de cine internacionales, películas triunfadoras en los Oscars, argumentos procedentes de distintos rincones del mundo, historias que han permitido conocer realidades remotas o cercanas y que forman parte del imaginario colectivo de tantas personas que han podido disfrutarlas en salas cercanas, cuidadas, cómodas, las salas del circuito Renoir.

Alta Films también se ha convertido en plataforma de lanzamiento de talentos españoles, ya incuestionables, como Fernando León de Aranoa, Iciar Bollain, Daniel Sánchez Arévalo, Jorge Sánchez-Cabezudo, Santiago A. Zannou, Alberto Rodríguez, Cesc Gay… ha perpetuado la distribución películas de cineastas clásicos: Manuel Gutiérrez Aragón, José Luis García Sánchez, Montxo Armendáriz, José Luis Cuerda, Carlos Saura…

Por no hablar de genios del cine internacional de autor que llegaron a las salas españolas de mano de esta distribuidora como Eric Rohmer, Paul Greengrass, Krzysztof Kieslowski, Michael Winterbottom, Bahman Gobadi, Ken Loach, Nanni Moretti, Michael Moore, Stephen Frears, Theo Angelopoulus, Emir Kusturica, Kim Ki-duk, Tomás Gutiérrez Alea, Arturo Ripstein, Mike Figgis… El listado es interminable.

Variadas y argumentadas pueden ser las causas de que este referente del cine español en particular y del cine de autor en general haya llegado al final de su actividad: la subida del IVA, la falta de apoyo de las televisiones, la inexistencia de una educación audiovisual en los jóvenes espectadores… pero lo cierto es que la consecuencia es catastrófica para el sector, para los espectadores y para la cultura de este país.

La ausencia de una distribuidora española de cine de autor lleva irremediablemente a la progresiva ignorancia de sus ciudadanos, a la merma de amplitud de miras, a la llegada de un único tipo de cine, el antes denominado blockbuster. Como decía su presidente Enrique González Macho en una reciente entrevista: como si las únicas librerías que subsistieran fueran las librerías de aeropuerto.

Que recibir en nuestra ciudad joyas cinematográficas sólo disponibles en festivales, sea casi una posibilidad remota, es una involución, una tristeza y una pobreza cultural difícilmente recuperable.

Desde APPA como Asociación de Profesionales de la Producción Audiovisual nos unimos a las palabras de ánimo y aliento del resto del sector para que la desaparición de Alta Films no sea total, que al menos continúe con una pequeña actividad que permita mantener una mínima luz en este panorama desolador. 

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